Valeria Bonfiglio

Psicóloga MSc, GMBPsS

Exclusión, Globalización y Prostitución.

2006

Introducción

El presente ensayo pretende recoger las ideas que más se ajustan al estudio del tema en cuestión: el análisis de la prostitución dentro del marco general y actual de la globalización en relación con la marginación y la exclusión. Para el mismo, serán tenidos en cuenta como marco las teorías desarrolladas y discutidas en el presente curso de doctorado.

Por supuesto, no todas ellas ni todos los supuestos que las sustentan se adecuan al tema a tratar. Algunas son más convenientes que otras, por motivos que serán detallados más adelante.

El tema elegido se plantea como un interrogante frente a un problema que, pese a considerarse social, no es asumido como tal por la sociedad y permanece, entonces, oculto a los ojos de los ciudadanos, aunque no se trate de un tema tabú. Es decir, se habla de prostitución, se tiene acceso a ella fácilmente, pero no se aborda como una problemática que engloba a la sociedad en su conjunto. Se desarrollará luego el concepto de “social” y el porqué se considera a esta temática como tal.

Ya que hablar de prostitución es muy amplio, se debe entonces hacer un recorte de la realidad que tome aquellas partes de ésta que sean relevantes para dicho estudio. Ese recorte tomará la prostitución callejera, actividad que  en una gran parte, llevan a cabo mujeres inmigrantes, que pueden encontrarse además en situación “irregular” y por lo tanto, más cercanas a cualquier tipo de riesgo. Léanse estos riesgos como la facilidad que tienen estas mujeres para ser explotadas, alejadas de los servicios sanitarios y de salud, desprotegidas por la ley, etc.

El estudio trataría de poder abordar esta crítica situación para luego, buscar alternativas a dichas mujeres. No se juzgarán estas actividades, aunque por supuesto, las mismas deberán ser objetivadas para su trato. Posteriormente, se evaluarán las posibilidades de cambio que tiene dicho colectivo.

Se entiende también que la prostitución no es solamente una actividad que llevan a cabo las mujeres, ya que de hecho, la prostitución masculina es aun menos visible, y por este mismo motivo, más discriminante. Por lo dicho anteriormente, se debe hacer un recorte, y dentro de este estudio se abordarán los casos femeninos.

Como ya se dijo anteriormente, aunque la prostitución no sea un tema tabú, en el sentido de ser un tema del que no se habla, sí lo es en tanto el mismo no se entiende como una problemática de la sociedad toda, y se reducen sus consecuencias negativas a quienes se dedican a ella.

Al ser una situación tan amplia, debería poderse entender la misma dentro del marco jurídico e intentar un avance teórico en relación a él. Es deseable poder llegar a este punto y encontrar salidas y/o propuestas al respecto.

Dado que no es el fin de este estudio dar respuestas a la problemática de la prostitución en general ni de las mujeres inmigrantes en particular, sólo se esbozarán las líneas que puedan dar cuenta de ella tratando de llegar a conclusiones aplicables en proyectos sociales de ayuda al grupo señalado para brindarles alternativas laborales diferentes a la prostitución.

En la extensión de este trabajo se podrán leer las directrices para el abordaje de la problemática y algunas posibles acciones encaminadas a dar respuestas al tema.

Se van a desarrollar entonces los distintos tipos posibles de estudio, de abordaje metodológico y de teorías que puedan servir a los científicos sociales para entender un tema tan complejo, tan arraigado en la sociedad y a su vez, tan invisible también.

Se espera que los lectores encuentren aquí ideas que les sean de utilidad para encaminar nuevas investigaciones en el tema y/o poder aproximarse a él de manera crítica y responsable. Ya que se ha planteado que es un problema social, está en manos de todos y todas actuar y pensar al respecto, tomando una postura que no sea la de la indiferencia.

Definición de la Problemática y Alcance de la Investigación-Programa de Acción

Tal como se anticipó en la introducción, el tema de la prostitución es muy amplio como para pretender abordarlo de manera completa o general. Es por este motivo que debe hacerse un recorte de aquella parte que quiera ser estudiada y comprendida.

La prostitución no es sólo femenina. Hombres, mujeres, travestis y transexuales pueden encontrarse ejerciéndola. De aquí que necesitamos delimitar los alcances de la investigación y decidir cuál de estos grupos serán estudiados y abordados en relación al tema.

En esta investigación en particular, se quiere estudiar la realidad de las mujeres inmigrantes o no que deben prostituirse para la propia manutención. Es necesario entender que dentro de este conjunto, hay una gran variedad de situaciones que en algunos casos serán similares y en otros no. Pasemos a ver cuales de ellos conformarán nuestro grupo.

En primer lugar, debemos mencionar que la investigación se desarrollará en el ámbito de la cuidad de Madrid y/o la Comunidad de Madrid, ya que no se puede desde el primer momento abarcar la temática a nivel nacional o internacional. Claro está que después pueden llevarse a cabo otras investigaciones similares en otros ámbitos para también realizarse estudios cruzados y de comparación, pero esto nos supera en el momento actual ampliamente. Por lo tanto, limitamos nuestro alcance demográfico y geográfico.

En segundo lugar, tenemos que delimitar el grupo humano que entrará en este estudio. El mismo quiere echar luz sobre el grupo de mujeres que ejercen la prostitución, entendidas todas ellas como quienes no tienen otras posibilidades laborales. Aquí estaríamos aludiendo a mujeres en riesgo de exclusión social que ejercen la prostitución como único medio de subsistencia, mujeres inmigrantes que por su condición irregular no pueden realizar otros trabajos, mujeres que han ejercido la prostitución por largo tiempo y no encuentran una salida diferente. En una palabra, serán estudiados aquellos grupos de mujeres de bajo estatus socioeconómico y  no las llamadas “prostitutas de lujo”.

Se intenta, en definitiva, estudiar a las mujeres que tienen una crítica situación socioeconómica y desarrollar  un programa de intervención sociopsicológica.

Como nuestra investigación se desarrollará dentro del ámbito de la Comunidad de Madrid, el colectivo de acción serán tanto las mujeres  (madrileñas o no) que vienen ejerciendo la prostitución desde hace tiempo como aquellas mujeres extranjeras que deben ejercerla como único medio de subsistencia, ya que han llegado a Madrid buscando otros horizontes laborales y se han encontrado que no tienen tales posibilidades. Dichas posibilidades pueden haberse visto reducidas por la falta de experiencia, por las barreras idiomáticas, por falta de la documentación necesaria para el trabajo, y un largo etcétera. También existen los casos de mujeres que han sido traídas al país engañadas con falsas ofertas de trabajo, aunque este tipo de situaciones no serán objetivo de nuestra investigación, ya que aquellas, al desarrollarse mayormente en la clandestinidad, son de difícil acceso para ser estudiadas. Las mujeres víctimas del tráfico humano no serán entonces parte de nuestro colectivo a estudiar.

El estudio se va a concentrar en la llamada prostitución callejera, independientemente de que trabajen para sí mismas o si lo hacen para un proxeneta. Por supuesto, a esta última situación es más difícil llegar, ya que podemos inferir que éstos últimos no permitirán o mirarán con recelo el hecho que las mujeres se acerquen a este programa.

Hablando de este mismo hecho, cabe mencionar que una parte de la investigación-programa estará destinada a la toma relevante de datos para acercarse aun más a la problemática. Entonces, es el momento idóneo para saber que cantidad de mujeres se dedican a la prostitución respondiendo a los intereses de los proxenetas y cuantas lo hacen sin necesidad de pagar por la seudo-protección que éstos le brindan.

La parte de esta investigación denominada programa de acción, es aquella que intenta, desde la intervención psicosociológica, brindar a las mujeres prostitutas que se acerquen a él, las herramientas para insertarse en el mundo laboral y alejarse tanto del mundo de la prostitución como de las situaciones de riesgo y exclusión social. Con acciones formativas, de orientación, terapéuticas, etc., y dentro de un marco inter/transdisciplinario, se buscarán diferentes alternativas que las mismas usuarias del servicio delinearán en colaboración con los científicos sociales. Tanto en aquellos casos en que se pueda como en los que sea muy difícil abandonar la prostitución, se trabajará para ofrecer el apoyo en la construcción de nuevos sentidos asociados la identidad de estas mujeres.

Teorías y Supuestos Acordes a la Investigación

En este apartado se tratará de ver cuales de las diferentes teorías que se han abordado en el curso de doctorado pueden o no ser adecuadas para el estudio de la prostitución tal como se ha planteado anteriormente.

En primer lugar, hay que emprender el tema desde una perspectiva psicosociológica, ya que la temática no puede ser entendida como meramente psicológica, es decir, no es abordable desde una perspectiva intramental, que no considere el aspecto social de la misma. Cualquier teoría psicológica que atienda solamente los términos personales, es decir psicológicos, de las personas que serán el foco de nuestra investigación-programa, no podrá dar cuenta de una manera global de la problemática. La prostitución no puede ser comprendida desde los abordajes clásicos tanto de la psicología como de la psicología social, que entienden la interacción como parte de un proceso que se desarrolla en dos términos. Es necesario, siguiendo las concepciones de G.H. Mead y del posterior movimiento del interaccionismo simbólico, hacer intervenir el tercer término: lo social. No podemos estudiar, sin el elemento que mediatiza las relaciones que se establecen entre, por ejemplo:

– las mujeres prostitutas y sus clientes

– las mujeres prostitutas y la Ley

– las mujeres prostitutas y los servicios de salud

– las mujeres prostitutas y su situación socioeconómica entre otros temas.  

Debemos hacer intervenir este tercer término para abordar correctamente la temática elegida e iluminar así un tema que necesita ser visto de manera global. No basta con establecer los lineamientos para su estudio psicológico y saber qué es lo que ocurre en el “interior” de nuestras mujeres. Este abordaje reduccionista corre el riesgo de quedar encerrado en una explicación redundante en información psicológica incapaz de ver la problemática en su faceta más amplia: la prostitución en la sociedad. Está también el riesgo de caer en explicaciones que culpabilizan o victimizan a las mujeres prostitutas, olvidando que ellas son parte de una sociedad que a la vez que las juzga, las requiere. Es decir, dar explicaciones puramente psicológicas solo puede brindar una explicación sesgada, o más bien, reducida en contenido, ya que olvida que existen diversas relaciones sociales que se establecen entre las mujeres prostitutas y la sociedad en su conjunto. Es necesario entonces, observar e investigar la situación desde esta perspectiva psicosociológica con el fin de entenderla de manera más amplia y poder buscar así alternativas viables que no se queden en simples terapias o ayudas a nivel personal de aquellas mujeres que se acerquen al servicio.

Ese tercer término social que mediatiza cualquiera de las relaciones anteriormente citadas, es el que debemos introducir para complejizar nuestro objeto de estudio y verlo entonces desde una dimensión nueva. No se trata ahora de estudiar una relación establecida entre dos partes o de estudiar lo que sucede en una de ellas, sino de verlas integradas en un marco mayor, que además no es solo un marco, sino un tercer factor que se establece entre las mismas para darle otro carácter. Esas relaciones posibles de estudio, o las relaciones que se establecen entre los científicos, es decir nosotros como científicos sociales, y el objeto de estudio –nuestro objeto de estudio- se encuentran de la misma forma atravesadas por los factores sociales que están determinando y marcando las posibilidades de existencia de todos estas partes de las relaciones. No hay una separación tajante entre el sujeto y el objeto, entre los diferentes actores sociales que jueguen en nuestras vinculaciones a estudiar. Tanto los diferentes sujetos que estudiemos, así como los vínculos establecidos entre ellos, y los que establezcamos los científicos con nuestros objetos de investigación, están a su vez relacionados con este tercer punto.

Nada de lo estudiado o de aquellos que sean los que se dirijan a estudiar va a estar por fuera de la sociedad a la que se pertenece, por lo que no se puede apelar a una objetividad, entendida desde la perspectiva empirista, la cual pretende que en ese acercamiento al objeto, el científico se aproxime desde una postura neutra.

La ciencia social, por ser social, no puede ser neutra. Lo cual no implica que no sea ciencia, ni que sea incapaz de producir verdadero conocimiento o conocimiento objetivable. Se trata, sin embargo, de asumir que como personas que pertenecen a diversos grupos, entre los que se encuentra la comunidad científica, los psicólogos sociales no trabajan desde un vacío ideológico, de valores o alejados de los conocimientos que circulan en la sociedad. Por el contrario, los científicos sociales asumen que tal pretensión es imposible, y se trata entonces de ver desde dónde se acercan al objeto en cuestión para no caer en una trampa metodológica y/o ideológica de la objetivad absoluta que no puede existir en ningún campo humano, ya que todos –sujetos y objetos- pertenecen a una sociedad que brinda tanto los límites como las posibilidades de existencia. Admitir que tal neutralidad es imposible significa objetivar el propio punto de vista y la propia posición para que ellos también se conviertan en parte del análisis. No se trataría entonces de un déficit, sino de una ventaja: el de poder establecer cuáles son los propios límites y trabajarlos como parte de la investigación, declarando que la misma no es de carácter universal, pero no por ello menos válida. Se trata de acotar las pretensiones de universalidad y ahistoricidad, para darle un carácter situado, histórico, delimitado a una sociedad en particular. Esta característica, al igual que la anterior, no es un déficit, sino otra ventaja, ya el no poder generalizarse a todas las sociedades ni a todos los tiempos, no le quita el carácter de verdad ni de científico. Al contrario, es una verdad situada, enmarcada en un espacio sociohistórico delimitado, que puede ser estudiado en profundidad, ya que no se tiene como meta última la verdad absoluta sino una verdad que responde a un tiempo y un espacio específicos. Hablar de ciencia social implica hablar de una ciencia que es parte de la sociedad en la que aparece y se desarrolla, ya que nada del mundo humano se encuentra por fuera del mundo social. Incluso aquello que puede parecer a simple vista escindido de la sociedad es parte de ella. Su constitución, en este caso escindida, es producto y productor de esa misma sociedad de la que se ha escindido. El ermitaño no lo es en relación a la nada, sino que es ermitaño en tanto se ha separado de una sociedad, que por las relaciones establecidas entre aquel y esta última, se ha desembocado en tal situación, pero si lo entendemos solamente como vínculo relacional. El ser ermitaño, por ejemplo, no puede explicarse únicamente por las características psicológicas del ermitaño ni por las características sociales de la sociedad de la que se ha separado. Se debe llegar a su estudio a través de las relaciones establecidas entre ambos y así, mediante un análisis psicosociológico, se puede llegar a una explicación compleja que ilumine ambos polos y las relaciones existentes entre ambos.

La Teoría de las Representaciones Sociales de Moscovici

La misma puede sernos útil para nuestra investigación como primer acercamiento y rastreo de ideas generales mantenidas en la sociedad a estudiar con respecto a la prostitución. Tal como destaca Moscovici, no todos los grupos pertenecientes a una sociedad van a tener una representación social del tema en cuestión, ya que simplemente pueden tener ideas generales u opiniones, que al no estar estructuradas no pueden considerarse representaciones sociales. Cabe mencionar que las mismas se caracterizan por una irreductibilidad a otro tipo de conocimiento, por lo que se las puede diferenciar así de los mitos, las actitudes, etc. Consideraremos que las representaciones sociales son así la matriz desde la que el conocimiento social da lugar al subjetivo, a las representaciones individuales. Estamos de esta forma en un terreno dialéctico, donde lo subjetivo y lo social se conforman mutuamente, entendiendo que la realidad no es estática ni ahistórica, sino que se encuentra situada en un tiempo y un espacio históricos y sociales únicos, que serán determinantes para la conformación de ese pensamiento social particular. Pero no determinantes en el sentido que Durkheim les otorga, sino destacando la construcción de los mismos.

Es decir, tendremos que estudiar las representaciones sociales que el grupo de las mujeres prostitutas tiene de la prostitución y aquella que aparece en la sociedad en su conjunto. Es decir, ver cual es la representación social sobre la prostitución que puede rastrearse en las personas de la Comunidad de Madrid y también, en el propio grupo de mujeres prostitutas que serán el objetivo de la investigación. Pero no hay que entender que existan dos representaciones sociales distintas, sino que la misma represtación puede aparecer de diferentes maneras según el grupo social del que esté hablando. Por eso interesa ver los distintos matices que la representación social sobre la prostitución puede adquirir en los diversos grupos que componen la sociedad madrileña.

Esta teoría puede servirnos como un buen indicador de las ideas que circulan en la sociedad y que manejan las mujeres prostitutas, para guiarnos en nuestras aproximaciones a hipótesis futuras y posibles líneas de acción, pero por algunas de sus debilidades metodológicas, que ahora serán revisadas, sea quizás una herramienta de sucinto alcance.

Lo importante de esta teoría es que desencasilla al conocimiento común o de la vida cotidiana de su estatuto de conocimiento deficitario. También, lo posiciona como conocimiento social, por lo que tiene sus efectos sobre el conocimiento individual con que los sujetos de una sociedad se mueven en ella. No se trata de un conocimiento que está fuera o dentro de las personas, sino que se encuentra uniendo y perteneciendo a estos dos ámbitos: el social y el individual. El conocimiento pasa entonces a ubicarse en esta zona límite para indicar que no es propiedad individual, sino compartida por toda una sociedad, aunque no todos sus grupos compartan las mismas concepciones sobre el mismo tema. Así, volviendo a nuestra investigación, se puede intentar buscar si existen diferencias importantes entre el conocimiento que los distintos grupos sociales manejan de la prostitución. Puede que encontremos posiciones enfrentadas y diferentes sobre el mismo tema aunque no se trate de representaciones diferentes sino de diversos grados de estructuración del mismo.

Las representaciones sociales pueden ser rastreadas a través de encuestas, pero también accediendo a otro tipo de material, tales como la información que se maneja en los medios masivos de comunicación (radio, televisión, prensa), en las conversaciones de la gente, en los comentarios, etc. Pero este emprendimiento parece demasiado pretencioso para tratarse de una teoría que sólo puede ajustarse en parte a nuestros objetivos.

Las representaciones sociales tienen una característica que podemos destacar como interesante. Las mismas son, al mismo tiempo, constituyentes y constituidas, lo que les da un carácter dinámico y creador, que al ser aplicado a las situaciones sociales puede guiarnos en nuestros análisis. Decir que es constituyente significa que son ellas, las representaciones sociales, las productoras de conocimiento, del conocimiento que circula en la sociedad. Son ellas, en parte, las encargadas de proporcionar conocimiento a los sujetos individuales para manejarse correctamente en la sociedad. Pero como al mismo tiempo son representaciones constituidas, es decir que se construyen en la misma interacción social, adquieren de esta manera un carácter flexible y dinámico, que no las hace estructuras perennes de significado y de determinación sobre los individuos. Estos últimos constituyen y basan su conocimiento en las representaciones sociales, pero ellas a su vez, se ven modificadas, construidas y transformadas por la acción de los sujetos, que en un constante feedback, las van transformando a la vez que se transforman ellos mismos y a su conocimiento.

Esta dinamicidad que caracteriza a las representaciones sociales es algo que debemos, como científicos del campo social, tener en cuenta para cualquier idea, acción, relación, etc. que pretendamos estudiar, ya que no podemos perder de vista que ellas constituyen el universo que describen, a la vez que son conformadas por ese mismo universo. Es un feedback irreductible que permite captar la riqueza del mundo social en movimiento y no la rigidez de un mundo socialmente paralizado.

Pasemos a ver que motivos nos hacen descartar la teoría de las representaciones sociales para acercarnos a nuestro objeto de estudio.

En primer lugar, hay que resaltar los problemas metodológicos que dicha teoría presenta, que son considerados como los más importantes para que nos decantemos por la no utilización de ella.

El hecho de su difícil accesibilidad aparece rápidamente, ya que no queda claro cuales son las formas indicadas para llegar a su contenido y saber exactamente si estamos trabajando con una representación social o no. Ya que no son un denominador común de las representaciones individuales ni la suma de todas ellas, es difícil derivar de algunos cuantos enunciados particulares la representación que consideramos social. Tampoco podemos saber si estamos en su campo, en el de la opinión, o en el de ciertas ideas difusas sobre el tema en cuestión. Puede también ser de difícil solución decidir si las representaciones sociales “existen” o si solamente se reducen a la descripción del investigador.

Teniendo en cuenta tales problemas, es deseable decantarse por el análisis de discurso, que será examinado posteriormente.

En resumen, lo que se puede decir de las representaciones sociales es que es una teoría que presenta características muy interesantes para aplicar en el análisis psicosociológico, pero que no puede ser utilizada como herramienta principal en nuestra investigación por los inconvenientes metodológicos que presenta.

La Teoría de la Atribución Causal

Esta teoría, desarrollada en un primer momento por F. Heider, puede interesarnos para nuestra investigación como una importante herramienta. De acuerdo a sus planteamientos, la percepción que los participantes de una interacción social tienen de los otros se caracteriza por la atribución de causas en las conductas o acciones que se desarrollan en este proceso de interacción. Así, los sujetos actúan de una manera u otra, y esta actuación será entendida como resultado de las causas que llevaron al actor hacia tal respuesta. Una propuesta muy interesante de esta teoría es la relacionada con la responsabilidad. Las causas para una acción determinada las podemos hacer derivar de factores internos/personales o externos/situacionales. Y en relación con la responsabilidad, será muy distinto interpretar la actuación de un sujeto según la entendamos determinada por la situación o por sus características personales. Se supone que en el primero de los casos, cuando el sujeto no tiene posibilidad de decisión o de elección propias, no le adscribimos responsabilidad, mientras que en el segundo caso, sucede todo lo contrario. Asimismo, estando ya dentro de las causas personales, y para adscribir entera responsabilidad a una acción, debe entenderse que la misma posee intención y poder. Intención en el sentido de motivación, que quien realiza esa acción quiere hacerla. Y poder, como la habilidad para llevarla a cabo, que esa persona tiene las capacidades requeridas para realizar la acción. Si ambas condiciones, poder e intención, son adscritas a la acción y al sujeto que la lleva a cabo, entonces se le está haciendo responsable de ella. Y cuando alguien es responsable de su propia acción, debe hacerse cargo de ella, respondiendo tanto para una acción positiva o negativa, respondiendo hacia los premios o los castigos que pueda tener asociados.

En el caso de la prostitución, nos interesa saber más que nada, cómo las mismas prostitutas entienden su acción, la acción de prostituirse; si lo hacen en tanto se consideran ellas mismas responsables o si lo entienden como resultado de diferentes situaciones que no les dejan la oportunidad de la decisión.

Este tipo de análisis puede ser muy fructífero con respecto al programa que se intenta llevar a cabo. Se trataría entonces de ver cuales son las distintas maneras en que las prostitutas se hacen o no responsables, y actuar en consecuencia.

Excepto situaciones extremas, consideraremos que toda acción realizada por un sujeto se encuentra determinada tanto por motivaciones personales como situacionales, aunque a veces se encuentren ciertos patrones de respuesta generalizados que tiendan a situar a las personas a entender las conductas sociales de una u otra forma.

No podemos adelantar cuales serán las variantes de estilos de atribución que encontraremos en las mujeres que asistan al programa, pero sí debemos tener en cuenta que pueden aparecer muchas variaciones y, al menos, tenemos que poder comprenderlas y situarlas.

En los casos que se encuentren que las mujeres que se prostituyen se autodeterminan como responsables de sus acciones, ya que entienden que las mismas se deben a sus características personales y no a la situación en la que se hayan, se debería intentar un cambio o amplitud en la visión, para que puedan entender la situación en un marco mayor y más complejo y así, asumir la responsabilidad pero no la culpabilidad que puede estar asociada con el sentimiento de considerarse el único factor determinante de la acción. Se necesitará actuar en consecuencia, para que estas mujeres puedan, desde otra nueva óptica, entender su situación y actuar al respecto. Ver cuales son las posibilidades de cambio en las que pueden operar o cuales las que no pueden ser directamente manejables por ellas. No se trata, por supuesto, de quitar responsabilidad, sino de darle su lugar dentro de una perspectiva nueva, que al ser más amplia, permite buscar nuevas explicaciones que no redunden constantemente en la propia persona y sus características como único polo de la relación que debe responder. Quitar el acento de la responsabilidad en lo personal para llevarlo a lo situacional no implica entonces necesariamente, quitarlo, sino ubicarlo en dos polos distintos, ya que una fuerte base de autoculpabilización puede impedir que las causas situacionales sean siquiera notadas. Si estas mujeres entienden que no son solo ellas las responsables de su acción, les estamos abriendo las puertas a un nuevo entendimiento que, al aliviarlas de la carga de la culpa, podría acrecentar de alguna forma su autoestima y, en consecuencia, nuevas formas de afrontamiento, nuevas posturas y posibilidades de toma de decisión.

 Por otra parte, podemos encontrarnos con mujeres que entiendan su propio actuar como resultado de la situación, viéndose entonces sin responsabilidad sobre sus acciones y las consecuencias que éstas tengan para sus vidas. Será seguramente muy difícil encontrar algún caso donde no exista responsabilidad alguna, pero debemos tener en cuenta que el acento puede estar desplazado hacia la situación en su mayor parte, siendo el sujeto responsable sólo mínimamente. En estos casos entonces, deberíamos ser capaces de ampliar también la perspectiva de estas mujeres, haciéndoles detectar hasta donde se puede responsabilizar a la situación y en que lugar comienza la responsabilidad subjetiva. Podríamos encontrarnos, en estas situaciones, con casos de victimización, donde los sujetos al verse sin responsabilidad, también se ven incapaces de actuar y de cambiar, tanto a sí mismos como a las situaciones con las que deben enfrentarse. Aquí, debemos ampliar la perspectiva y descentrar el acento puesto en la situación, llevándolo hacia la responsabilidad subjetiva, con el fin de poder asumir nuevas estrategias de afrontamiento, a la vez que se interpretan las circunstancias con nuevas formas de implicación. A poder ver que también el propio sujeto tiene responsabilidad sobre las situaciones, el abanico se acción comienza a desplegarse, ya que asumiendo la propia responsabilidad se asume la posibilidad de cambio.

Pero para que todo lo anterior cobre verdadero sentido dentro de la investigación, debemos describirlo en términos psicosociológicos, ya que la breve caracterización brindada parece entendida desde una óptica puramente psicológica y psicologista.

No podemos dejar afuera de nuestro análisis el ya mencionado factor social que terceriza cualquier relación. Aludir aquí a la dialéctica es fundamental. No se debe perder de vista que cada atribución causal, cada percepción que se tenga tanto de una acción ajena como propia, se desarrolla en un medio social significativo, que está en constante construcción por parte de los sujetos sociales, mientras que a su vez los constituye como seres históricos pertenecientes a un grupo particular. Ese factor social, que lo podemos materializar en conocimiento social, es quien da forma al conocimiento subjetivo, que no es copia del social, sino reelaboración personal del mismo. La subjetividad, entonces, es social, pero no por ello menos subjetiva. Entendiendo ahora las atribuciones causales desde esta perspectiva más amplia, podemos entrever que esas autoatribuciones que las mujeres prostitutas hagan sobre sí mismas no son, psicológicamente hablando, individuales. No son estructuras de conocimiento psicológicas que se hayan “dentro del sujeto”, sino que le pertenecen en tanto sujeto partícipe de su sociedad. A través de ese conocimiento social es como las personas pueden adquirir y configurar sus propios conocimientos, pero siempre en un contexto dialéctico, donde lo social no se impone a lo singular, sino que lo constituye dándole forma, pero es a su vez modificado por la acción de las personas. Teniendo estas ideas en mente, podemos llegar a la conclusión de que la teoría de las atribuciones causales nos es útil como herramienta teórica por su potencial de identificar las diferentes relaciones sociales que, dialécticamente, configuran las autopercepciones que las mujeres prostitutas tienen de sí mismas. Desde esta perspectiva nos será posible entonces acceder al conocimiento social que da forma al subjetivo y entender los diálogos establecidos entre ambos.

Con respecto al programa, nos interesa el hecho de poder comprender y objetivizar las posiciones subjetivas de las mujeres. Y así, poder después trabajar con ellas sus propias percepciones y conocimiento sobre las situaciones en las que se encuentran, buscando así alternativas de acción.

Claro está que esta simple y breve descripción solo puede darnos una primera aproximación hacia algunos puntos de la investigación, aunque profundizar más en este momento, sobrepasa los límites de este ensayo. De todas formas, no está de más indicar que estos supuestos pueden resultar aun más productivos.

La Retórica

La idea de la retórica, entendida como el arte de argumentar, nos sirve también como herramienta teórica y como directriz conceptual, a partir de la cual podemos estudiar el conocimiento de sentido común o doxa como conocimiento válido y no deficitario. Dentro de la investigación-programa es un arma muy útil para valorar y otorgar un estatuto de verdad al conocimiento que las mujeres prostitutas tengan tanto de ellas mismas como de su relación entre/con la sociedad. Ya que la idea del programa no está basada en una relación asimétrica entre los profesionales y las usuarias, es importante tener en cuenta estos conceptos, para no olvidar que el lugar del profesional no es el del experto y de quien tiene el saber, sino que tanto profesionales como usuarias van a construir los lineamientos de las acciones alternativas que estas mujeres puedan llegar a tomar, pero siempre dentro del marco del profesional como gestor. Lo que se quiere decir es que el conocimiento que estas mujeres tengan será la base sobre la que se pretende operar, aunque los profesionales sociales puedan en algunos momentos utilizar sus propios conocimientos para incidir en los cambios esperados. Pero por eso mismo se trata de una investigación-programa, ya que los científicos son necesarios para llevarla a cabo. Lo importante es destacar que no se van a contraponer o comparar el conocimiento científico en relación al de sentido común, sino que este último tendrá tanta validez y falibilidad como el primero. Así se entiende al científico social como gestor, como aquel que puede organizar y dar forma al material que las mujeres usuarias despliegan, para tratar de devolver las ideas desde diferentes perspectivas y crear una nueva complejidad a la que ellas le brinden nuevos significados. Se trata de que las mismas mujeres reflexionen sobre sus realidades para poder construirse alternativas y argumentar a favor de ellas.

Y virando ahora hacia la investigación teórica, y siguiendo los lineamientos retóricos, cabría indagar sobre los efectos que el conocimiento científico tiene sobre la realidad que se pretende estudiar. Es decir, analizar si el discurso sobre la prostitución genera efectos, tanto sobre el grupo en cuestión como sobre la sociedad en su conjunto, que colaboran manteniendo el problema que se pretende solucionar. Ya que el conocimiento científico también es social, nace en una sociedad particular en un momento histórico determinado, no puede considerarse neutral u objetivo, ya que es la misma sociedad la que está generando un discurso y un conocimiento sobre sí misma. Y si este discurso se entroniza como verdadero, como incuestionable, no da lugar al diálogo, a la negociación, a la argumentación. Si este discurso paraliza otros discursos, puede entonces correr el riesgo de continuar las mismas estructuras y contenidos sociales que provocaron esa situación sobre la que se teoriza, y de esta manera, convertirse en otro elemento más del status quo.  La ciencia entonces, con su discurso de poder, corre el riesgo también de legitimizar una situación de explotación, como puede derivar de la situación de la prostitución.

Ya que desde nuestra posición entendemos que el conocimiento que los propios sujetos tienen es tan válido como el conocimiento científico, es que no acordamos con la figura del científico como poseedor del saber que luego transmite a quienes tienen un conocimiento deficitario o inferior. Ya que se valora lo que los propios sujetos pueden construir, es que se propone la figura del científico como gestor, en tanto y en cuanto se les atribuye a las personas la capacidad y la intención de producir cambios en sus propias situaciones de vida.

El Análisis de Discurso

Siguiendo las ideas y propuestas de Bajtin y Voloshinov, se emprenderá la ambiciosa tarea del análisis de discurso, con el fin de poder apreciar en éste las diferentes luchas sociales, las negociaciones, las valoraciones y las identidades en juego en la sociedad que se quiere estudiar. El discurso es diálogo, es acción en tanto dialoga con otros discursos, les contesta y los anticipa, los aprueba, los legitima, los contradice, los critica, los desaprueba. Y teniendo en cuenta la capacidad de acción de un discurso no lo podemos tomar como mero hablar o como indicador de un estado psicológico interno. El discurso es social y se encarna en los sujetos participantes que los vuelven a utilizar, pero siempre desde su subjetividad, es decir, dejando en él su propia impronta. Este discurso entonces social y subjetivo, caracterizado por la dialéctica, no es neutral ni se encuentra exento de valoraciones y significaciones sociales. Por el contrario, el discurso “habla” de las condiciones de existencia de las personas, de su posición en la sociedad, su mundo de acción, grupos de pertenencia e identidad, de su valoración dentro de la sociedad en general. Y las palabras del discurso cargan con sus historias, coyunturas y devenires particulares, lo que las dota de lo que se conoce con el nombre de heteroglosia, las diversas voces que hablan en las palabras. Es ahí donde se juegan y desarrollan las luchas entre clases o entre grupos, esa es entonces la arena de las confrontaciones sociales.

Desde nuestra investigación, es deseable este análisis de discurso para acceder a las luchas que se desarrollan alrededor del concepto de prostitución. Esta sola palabra alberga diferentes sentidos y significados, diferentes valoraciones asociadas a ellos y las marcas de su evolución sociohistórica. Interesa aquí acercarse a los varios discursos que circulan en la sociedad sobre la prostitución y rastrear en ellos sus antecedentes y sus referentes contemporáneos, dilucidar cuales son los diálogos que se entablan entre los mismos y cómo construyen en parte la realidad que describen. Es necesario también estudiar y analizar los discursos que las mujeres prostitutas mantienen sobre la prostitución, buscando en ellos los significados que se les otorgan, las valoraciones asociadas y la propia identidad ahí en juego. Se tienen que confrontar los diferentes discursos para poder apreciar así cuales son las pugnas sociales que se plantean en ellos. Y ya que estos discursos construyen la identidad, la misma se encuentra también en lucha. Lucha por el sentido y el significado y por el valor social que se le adscribe al grupo en cuestión. La tarea en nuestra investigación-programa dentro de estas cuestiones, es querer hacer visible estas diversas tensiones que se engendran en el seno del lenguaje social. Quiere hacer reconocibles las luchas y las negociaciones, para materializar el carácter constructivo de la sociedad, de los discursos de verdad y de la realidad. Señalar los recorridos históricos del concepto y proponer, junto con las mujeres implicadas, nuevos significados y valores. Se trata entonces de negociar la identidad de las mujeres prostitutas, tanto en el sentido de la misma prostitución como desde la posibilidad de asumir nuevos roles y una identidad que no se asocie firmemente a las figuras estereotipadas y marginadas. Ya que la ambición del programa es poder brindar a las mujeres otras salidas laborales y ocupacionales alternativas a la prostitución,  es necesario negociar, desde la dialéctica y la retórica, la identidad de estas mujeres, ya que el estigma asociado a la prostitución, puede funcionar como una gran barrera para el acceso al trabajo y al mundo laboral. Teniendo en cuenta que no son las condiciones materiales las que cambian, sino que los significados y valores asociados a los grupos pueden modificarse, es que necesitamos entonces que los significados y los valores enlazados con la prostitución se modifiquen a través de la acción social y la argumentación del discurso, a fin de que las mujeres prostitutas no se vean coartadas en sus intentos de cambio.

Nuestra indagación debe considerar los discursos que circulan en la sociedad y conforman en parte la realidad, sobre la que también brinda conocimiento. Es necesario estudiar los discursos políticos, religiosos, económicos, científicos, etc. y de sentido común que circulan y conforman la sociedad. Identificar sus relaciones de poder, sus pretensiones de verdad y su apertura o no a la idea de la diversidad de discursos. Depende de esta última característica que exista la posibilidad de diálogo o que éste se cierre frente a la monología que define al discurso autoritario. Cuando un discurso sobre la realidad se erige como la verdad absoluta y ahistórica y se presenta como la única posibilidad, se está fuera del terreno de la democracia, con escasas opciones de acción, de cambio y de negociación. Pero debido a la dialéctica inherente al discurso y a su constructividad, la situación de monología no puede sostenerse indefinidamente, por lo que las crisis sociales se desarrollarán en el escenario del lenguaje, en las luchas por el poder, las significaciones y las valoraciones.

En tanto que la sociedad de nuestra investigación es una sociedad democrática, cabe esperar la existencia de varios y diversos discursos sobre la prostitución, en constante tensión entre ellos y luchando para elevarse como la verdadera realidad. Esta construcción social que se hace de ella nos indica que la misma no es reflejo de otra realidad que debe ser descubierta, sino que esa realidad socialmente construida es la realidad y no solo un discurso.

Es necesario que aquellas mujeres del programa que por el motivo que fuese no pueden o no quieren dejar de ejercer la prostitución, negocien los significados y valoraciones asociados a la identidad social de ser prostituta. Es preciso que las mujeres implicadas construyan ellas mismas nuevos sentidos y valores vinculados a sus propias identidades, de forma que la posibilidad de cambio sea ejercida y percibida. Argumentándose a sí mismas que otras significaciones pueden asociarse al concepto de prostituta es la manera en que comienzan a transformar, desde la propia acción social, las connotaciones ligadas con sus identidades. Mediante la participación en asociaciones, la difusión de discursos alternativos y la propia argumentación sobre los nuevos sentidos que adquiere esta dimensión de la realidad y la identidad, es como estas mujeres pueden proponer un cambio en sus posibilidades sociales.

Conclusiones

Teniendo en cuenta los lineamientos teóricos propuestos más arriba, se puede adelantar que esta investigación-programa sentará las bases para una  explicación y una intervención de corte psicosociológico que posibiliten un cambio social  en las mujeres que se acerquen a este servicio.  

Se trata de analizar las implicaciones de significado y valor que atraviesan los discursos sobre la prostitución, para poder así reconocer en ellos las luchas sociales que en este campo del lenguaje se llevan a cabo.

Una de las ideas centrales de esta investigación-programa es la de poder incorporar a las mujeres prostitutas en el mercado laboral, otorgándoles las herramientas necesarias para abrirse nuevos caminos alternativos tanto a la prostitución como a la exclusión social. Tal como se anunció en un primer momento, este programa está dirigido tanto a mujeres extranjeras que se encuentran en situación irregular como a aquellas otras que no compartan estas características. Para esos primeros casos, sería deseable también que desde el mismo programa se pueda asesorar y asistir a estas mujeres para revertir esta situación que les deja un pequeño margen de acción, mientras que a su vez, las fija a mayores situaciones de riesgo.

En resumen, el esfuerzo analítico está dirigido a las explicaciones sociohistóricas que determinan que hoy en día, en la Comunidad de Madrid, enmarcados por la globalización que define a nuestro tiempo, podamos entender y echar luz sobre una temática que no se asume como configurada por la sociedad en su conjunto, sino que permanece aislada y delimitada al grupo en cuestión.

Las principales herramientas teóricas y de análisis que van a sustentar este proyecto son aquellas que hemos desarrollado en relación con el análisis de discurso, la teoría de las atribuciones causales, la retórica y en parte, las representaciones sociales. Ya que nos basaremos en el conocimiento producido por nuestro grupo de mujeres, no debemos perder de vista que el lugar del científico social no es aquel definido en términos de poder y saber, sino que trabaja junto con las usuarias del servicio en la creación de las nuevas alternativas.

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